Se dice tantas veces "adiós" que ya no sé qué significado darle, o quizá sí, pero perdería el tiempo intentando explicar qué significa esa triste palabra.
Pero ahora esa palabra forma parte de mi vida, desde la primera vez que dije adiós.
Y lo dices muchas veces y lo diras...
Adiós a todo, porque no volveré a ser inmortal, porque ya no soy nada ni nadie. Porque en esta vida siempre acaba diciendo adiós...
martes, 24 de marzo de 2009
Supuesta carta de amor
Pequeño Ilusionista:
Me pregunto cada día que hablamos qué pasó con nosotros después de separarnos, después de que yo te dijera adiós.
Me pregunto cada día que coincidimos por qué me tratas con tanto cariño, por qué solo quieres verme…
Ya han pasado casi tres años pero los cientos de kilómetros siguen maltratando al tiempo…
Pero, aún recuerdo aquel día que te conocí, aquel día que sentí todos los abrazos que una vez me prometiste. Aquel día en el que solo tú hablabas y yo te sonreía.
Recuerdo tus dientes brillantes cuando tú te reías de mí y yo de ti.
Pero olvidé una cosa, olvidé tu obsesión con la luna, tu obsesión de ser un lobo. Sí, sí, recuerdo que te gustaban los lobos, pero nunca imaginé que yo sería la culpable de tu obsesión…
Ahora pienso lo distintos casos en los que te pude decir “te quiero”, aunque si lo hacía perdía algo de ti, algo de mí…
Pero, nunca seré tuya, aunque una vez lo fui, aunque una vez me cegué por mi locura.
Porque ahora hay agrios recuerdos que endulzan mi vida…
Deseo que te regalen miles de sonrisas como las que te regalé yo a ti.
Fdo.: Una luna que perdió su brillo.
Me pregunto cada día que hablamos qué pasó con nosotros después de separarnos, después de que yo te dijera adiós.
Me pregunto cada día que coincidimos por qué me tratas con tanto cariño, por qué solo quieres verme…
Ya han pasado casi tres años pero los cientos de kilómetros siguen maltratando al tiempo…
Pero, aún recuerdo aquel día que te conocí, aquel día que sentí todos los abrazos que una vez me prometiste. Aquel día en el que solo tú hablabas y yo te sonreía.
Recuerdo tus dientes brillantes cuando tú te reías de mí y yo de ti.
Pero olvidé una cosa, olvidé tu obsesión con la luna, tu obsesión de ser un lobo. Sí, sí, recuerdo que te gustaban los lobos, pero nunca imaginé que yo sería la culpable de tu obsesión…
Ahora pienso lo distintos casos en los que te pude decir “te quiero”, aunque si lo hacía perdía algo de ti, algo de mí…
Pero, nunca seré tuya, aunque una vez lo fui, aunque una vez me cegué por mi locura.
Porque ahora hay agrios recuerdos que endulzan mi vida…
Deseo que te regalen miles de sonrisas como las que te regalé yo a ti.
Fdo.: Una luna que perdió su brillo.
martes, 17 de marzo de 2009
Olvidar.
Olvidé muchas cosas...
Olvidé cómo era sentirse abrazado.
Olvidé recuerdos, recuerdos que no quise olvidar.
Olvidé que parte de mi vida sobrevive en lagunas...
Lagunas en las que se sumergen recuerdos.
Y ahora no logró recordar quién soy yo...
Olvidé cómo era sentirse abrazado.
Olvidé recuerdos, recuerdos que no quise olvidar.
Olvidé que parte de mi vida sobrevive en lagunas...
Lagunas en las que se sumergen recuerdos.
Y ahora no logró recordar quién soy yo...
martes, 3 de marzo de 2009
Ya no hay nada por lo que decir: “oh! Soy buena en algo”
Ya no queda nada para saber que vale la pena…
Y tan solo queda el sufrimiento, o algo así, o simplemente no existe el sufrimiento y tan solo lo imaginamos para intentar comprender…
Pero aunque te hagas miles de moratones, vuelves a caer en el mismo sitio que siempre, y parece que no aprendes, que no avanzas.
Y olvidas aquello que quieres con ansia, y recuerdas detalles que no quieres…
Piensas que hay algo feliz y algo infeliz y te preguntas…¿hay algo intermedio?
Porque tengo un nudo el garganta, un nudo en el pecho y no puedo respirar. Porque tan solo quiero llorar allá donde nadie me vea, donde sea aire, hierba y silencio…
Y recuerdas que, tras la caída no hay lágrima que valga…
Ya no queda nada para saber que vale la pena…
Y tan solo queda el sufrimiento, o algo así, o simplemente no existe el sufrimiento y tan solo lo imaginamos para intentar comprender…
Pero aunque te hagas miles de moratones, vuelves a caer en el mismo sitio que siempre, y parece que no aprendes, que no avanzas.
Y olvidas aquello que quieres con ansia, y recuerdas detalles que no quieres…
Piensas que hay algo feliz y algo infeliz y te preguntas…¿hay algo intermedio?
Porque tengo un nudo el garganta, un nudo en el pecho y no puedo respirar. Porque tan solo quiero llorar allá donde nadie me vea, donde sea aire, hierba y silencio…
Y recuerdas que, tras la caída no hay lágrima que valga…
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