Pequeño Ilusionista:
Me pregunto cada día que hablamos qué pasó con nosotros después de separarnos, después de que yo te dijera adiós.
Me pregunto cada día que coincidimos por qué me tratas con tanto cariño, por qué solo quieres verme…
Ya han pasado casi tres años pero los cientos de kilómetros siguen maltratando al tiempo…
Pero, aún recuerdo aquel día que te conocí, aquel día que sentí todos los abrazos que una vez me prometiste. Aquel día en el que solo tú hablabas y yo te sonreía.
Recuerdo tus dientes brillantes cuando tú te reías de mí y yo de ti.
Pero olvidé una cosa, olvidé tu obsesión con la luna, tu obsesión de ser un lobo. Sí, sí, recuerdo que te gustaban los lobos, pero nunca imaginé que yo sería la culpable de tu obsesión…
Ahora pienso lo distintos casos en los que te pude decir “te quiero”, aunque si lo hacía perdía algo de ti, algo de mí…
Pero, nunca seré tuya, aunque una vez lo fui, aunque una vez me cegué por mi locura.
Porque ahora hay agrios recuerdos que endulzan mi vida…
Deseo que te regalen miles de sonrisas como las que te regalé yo a ti.
Fdo.: Una luna que perdió su brillo.
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