Esperas a que algo de lo que haces salga bien, esa sensación de haberlo terminado y que alguien esté orgulloso de ti...
Pero sabes que cada cosa que hagas habrá una voz en tu interior diciendote que por mucho que te esfuerces no te va a salir bien...
Intentas huir de esa voz, pereo siempre estará ahí para criticar tus movimientos, tus decisiones...
Piensas qué puedes hacer, pero no hay nada, nada...
miércoles, 22 de julio de 2009
lunes, 20 de julio de 2009
Vacío.
Esperé a que un sentimiento surgiera en mi interior pero no cubría todas mis necesidades, aunque ¿cuáles eran esas necesidades?
No sabía que necesitaba para llenarme entera, para ser simplemente algo completo.
Oír unos pajarillos mientras observas unos tejados caídos, unas casas sin dueños y una pequeña vegetación moviéndose al ritmo de un cierzo amainado.
Olvidé qué se veía en aquellas calles estrechas y desoladas, bueno quizá no tan vacías; bien sabe que en un pueblo de “tontos”, como decía mi madre en aquellos tiempos que aún vivía, no puede haber calles desoladas, sólo gente estudiando desde sus ventanas cómo clavarte una aguja detrás de otra…
Pero solo era un recuerdo vago de todo aquello, pensé que quizá podrían cambiar pero se ce que nadie puede cambiar a nadie… ¿o quizá si?
Olvidar aquellas calles y podría ser que si no fuera con una desconocida no tan desconocida llegaría a perderme hasta horas más tarde descubriera mi casa.
Me entusiasma, o simplemente me gusta…o yo que sabría deciros, ver las formas que hacen aquellos tejados e imaginar ser un gato y volar por ellos…
El tiempo pasa y no puedes pedirle ningún favor, porque siempre irá a tu contra, jugando con el sol y la luna, jugando a hacer lo imposible.
Cuando en aquel momento me quise dar cuanta, ya estaba lejos, lejos de aquellos parajes secos y, como siempre decía mi abuela, “pobres”, palabra que siempre la decía poniéndose la mano en el corazón.
Quizá por eso su angina de pecho fue más grave que las anteriores, preocuparse demasiado por lo que no le convenía le iba mal…
Las noches quedaban silenciosas, solo mi música resonaba por aquella habitación con arañas en el techo esperando a sus queridas presas…
Aunque no sabía que iba a ser presa de unos “minis vampiros” pero debería ser quemada en la hoguera ya que sé que siempre he sido la presa de aquellos bichos…
Alguien, hace ya unos 20 años, me preguntó qué, cómo me sentía al olvidar cada una de las cosas, yo, sinceramente, no supe que responderle pero puede ser que si hoy me hicieran la misma pregunta diría que voy sintiendo poco a poco un vacío en mi interior que no se puede rellenar…
No sabía que necesitaba para llenarme entera, para ser simplemente algo completo.
Oír unos pajarillos mientras observas unos tejados caídos, unas casas sin dueños y una pequeña vegetación moviéndose al ritmo de un cierzo amainado.
Olvidé qué se veía en aquellas calles estrechas y desoladas, bueno quizá no tan vacías; bien sabe que en un pueblo de “tontos”, como decía mi madre en aquellos tiempos que aún vivía, no puede haber calles desoladas, sólo gente estudiando desde sus ventanas cómo clavarte una aguja detrás de otra…
Pero solo era un recuerdo vago de todo aquello, pensé que quizá podrían cambiar pero se ce que nadie puede cambiar a nadie… ¿o quizá si?
Olvidar aquellas calles y podría ser que si no fuera con una desconocida no tan desconocida llegaría a perderme hasta horas más tarde descubriera mi casa.
Me entusiasma, o simplemente me gusta…o yo que sabría deciros, ver las formas que hacen aquellos tejados e imaginar ser un gato y volar por ellos…
El tiempo pasa y no puedes pedirle ningún favor, porque siempre irá a tu contra, jugando con el sol y la luna, jugando a hacer lo imposible.
Cuando en aquel momento me quise dar cuanta, ya estaba lejos, lejos de aquellos parajes secos y, como siempre decía mi abuela, “pobres”, palabra que siempre la decía poniéndose la mano en el corazón.
Quizá por eso su angina de pecho fue más grave que las anteriores, preocuparse demasiado por lo que no le convenía le iba mal…
Las noches quedaban silenciosas, solo mi música resonaba por aquella habitación con arañas en el techo esperando a sus queridas presas…
Aunque no sabía que iba a ser presa de unos “minis vampiros” pero debería ser quemada en la hoguera ya que sé que siempre he sido la presa de aquellos bichos…
Alguien, hace ya unos 20 años, me preguntó qué, cómo me sentía al olvidar cada una de las cosas, yo, sinceramente, no supe que responderle pero puede ser que si hoy me hicieran la misma pregunta diría que voy sintiendo poco a poco un vacío en mi interior que no se puede rellenar…
martes, 14 de julio de 2009
Quiero destrozar mi piel, mietras poco a poco notar la carne viva ardiendo bajo la luz del sol.
Quiero jugar con las cuerdas que hacen que salga de mi boca una voz extraña para mi.
Jugar a la comba con aquel intestino que, a veces, amenaza con bombardear un baño tranquilo...
Ver como cada músculo se estira y se contrae a cada movimiento que das.
Hacer que cada costilla que la caja toráfica sea una nota musical.
Y luego agarrar cada tendon con cuerdas que caen del techo...
Quiero jugar con las cuerdas que hacen que salga de mi boca una voz extraña para mi.
Jugar a la comba con aquel intestino que, a veces, amenaza con bombardear un baño tranquilo...
Ver como cada músculo se estira y se contrae a cada movimiento que das.
Hacer que cada costilla que la caja toráfica sea una nota musical.
Y luego agarrar cada tendon con cuerdas que caen del techo...
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