Cuando todo se esfuma, cuando todo se acaba evaporando como el agua es el momento en el que te das cuenta de que nada dura mucho tiempo y lo poco que dura eso.
Y en ese tiempo, a veces abres los ojos y descubres que la gente lo único que hace es mentir y esconderse de ellos mismos y ahí es cuando sales dañado y tienes ganas de matar, de gritar, de desaparecer.
Falsas palabras, falsos sentimientos y te preguntas por qué les gusta solamente jugar, por qué les gusta, de alguna manera, dañarte. Y sabes que es porque realmente no les importas.
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