miércoles, 13 de diciembre de 2017

Confesiones.

Hoy, me he levantado con presión en el pecho y no sabía que era. Me sentía, siento, triste y me preguntaba por qué de esa tristeza, por qué necesito meterme en la cama y quedarme arropada sin que nadie me moleste.
Después de una lluvia bajo la alcachofa de la ducha, esta tristeza nos se ha marchado y he ido recordando cosas... He recordado que un día una amiga escribió una historia sobre mi y mi lluvia, y después de leerlo me he dado cuenta que esta tormenta nunca ha desaparecido, me atormenta cada vez que bajo la guardia presionando toda mi alma quedando dolorida y maltratada.

Me he dado cuenta, que sigo siendo esa chica de 16/17 años que no encuentra un lugar donde poder no tapar sus heridas con falsas sonrisas.
Me he dado cuenta, que sigo siendo esa chica inmadura, que llora sin saber por qué, que llora para calmar su alma, pero no logra nada.
Me he dado cuenta, que sigo siendo débil a pesar de lo fuerte que llego aparentar.
Me he dado cuenta, que aunque sienta calidez sigo sintiéndome sola, sin un sitio al que permanecer.
Me miro en el espejo y me doy cuenta que sigo sin quererme a mi misma.

Me he dado cuenta, que todo lo que creía que podía haber avanzado todos estos años, sigo siendo esa buena y triste chica que siempre da una bonita sonrisa.

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