lágrimas con sabor a sal.
Reinas de un gran reino,
reinas de un dulce silencio.
Mezcla, lágrimas con sorisas
y te saldrá una bonita receta.
Pero al fin y al cabo, es la tristeza
la que te acabas comiendo.
Ruido, sonido sordo,
golpes en el estómago
y tú, muerto de miedo.
Escuchas a la oscuridad
y ves la soledad
y sin fin sueñas en otro lugar.
Sangre, llega a todo tu cuerpo.
Sangre, sale y entra
de un llamado corazón.
Y tus pulmones se hinchan de aire,
aire que se lleva unas semillas.
Sueños y esperanzas
juntas se fueron cuando las necesitaba.
Tristeza y soledad,
remplazaron a mi querida ilusión.
Lágrimas, ¿quieres que te de?
Vendo lágrimas para que tú me las cures.
¿Puedes o no quieres?
Ahora, son invisibles
pero toma,
te regalo una.
Astrid García [20/05/2008]