Te das cuenta de lo que realmente te importa. De ser consecuente a tus actos y afrontar las críticas vengan como vengan.
Te das cuenta de que eres muy, incluso demasiado, buena persona y eso, de alguna manera, acaba pasando factura. Pero no significa que sea malo, tienes que imponer tu fuerza y seguir adelante con tus ideales.
Digan lo que digan, hay que seguir siendo fiel a ser la buena persona que eres.
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